-Hola, cariño-
Dijo
-Hombre eso
de “cariño” es mucho decir, ¿No crees?
-Necesito
decírtelo. No sabes lo que he luchado por olvidarte.
-Y ahora
qué deseas de mí.
-¿No te lo
dijo tu padre?
-Pues no. - Yo
había jurado antes de salir: “nos vemos en el aire Will… nos vemos en el aire”,
pero allí no dije nada.
-Es que me
contrató tu padre. He dejado mi compañía. Llevaba muchos años en ella. Tu padre
me dio motivos suficientes para dejarla y entrar en la de ustedes.
-Ah, me
alegro mucho.
-Mañana
estaré en el aeropuerto a primera hora- Me dijo.
-Si te dijo
eso, es que irás conmigo.
-¿Contigo?-
Preguntó ansioso.
-Sí, irás de
copiloto.
-Oye siempre
he sido comandante.
-Yo también pero a veces voy de segunda, ¿Por qué no vas a hacer tú lo mismo? Nos
cambiaremos cuando convenga.
-Tengo
entendido que harás la ruta Berlin-Leipzig-Hamburgo.
-¿Y?
-Pues que el
viaje es corto.
-Bueno yo
puedo llevarlo hasta Berlin y tú hasta Hamburgo.
-¿Es tu
deseo?
-Bueno, es
lo que hago con Georg.
-O sea que
volaremos juntos.
-Sí, bueno digo
yo porque si te ha ordenado estar a primera hora. Yo salgo de Leipzig justo a
las nueve. A las once o un poco más estamos en Hamburgo, paso por mi
apartamento y luego regreso al aeropuerto y sigo a Orly en Berlin.
-Podemos
comer justos ¿no?
-Bueno ya
lo veré. Georg hace esta misma ruta. Y también se detiene en Hamburgo y
coincide con mi hora.
-Oye Chel,
¿Es que son novios?
-Ya te dije
que no. Somos amigos.
-Por algo se
empieza ¿no?
-Es posible…
Yo casi
temblaba. Tomé un café con él en la cafetería y allá me declaró de nuevo todo
su interés. Cuando decidí regresar a casa me dijo:
-Te
acompaño
Me llevó asida por el hombro. Yo no quise apartarlo, porque en primer lugar deseaba
tocarlo y por otro no tenía fuerzas para alejarlo. Cuando llegamos ante la ancha
verja de mi casa nos detuvimos.
-Piensa que
te amo. Chel me ha llegado la hora de casarme y eres la mujer que quiero. Tengo que convencerte.
Y de
repente, me tomó por la cintura y me beso en la boca. Reconocí sus besos, su
forma de mover la lengua. Quise alejarme pero me fue imposible. Cuando me
separé él me miró fijamente…
-Creo que
haz reconocido mis labios.
-¡Que cosas
tienes Will! Todos los labios son iguales.- Mentí. Y me fui rápidamente, sin
darle importancia al beso, al menos en apariencia. Al entrar supe que mis
padres ya se habían retirado y mi doncella me había preparado la cama y el
baño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario